“La línea que separa el bien y el mal no pasa por los estados, ni entre clases, ni tampoco entre partidos políticos, sino a través de cada corazón humano, y a través de todos los corazones humanos. Esta línea cambia. Dentro de nosotros, oscila con los años. E incluso dentro de los corazones abrumados por el mal, se conserva una pequeña cabeza de puente del bien »
Aleksandr Solzhenitsyn,
El archipiélago Gulag 1918-1956